Gracias al único gol del partido, anotado por Kevin Boateng, Milan le ganó de local en San Siro a Genoa por 1 a 0, en la recuperación del partido de la fecha 33, que había sido reenviada por completo diez días atrás.
Con este resultado, el Diávolo sigue segundo a distancia de tiro desde la Vieja Señora, ahora con 71 unidades, mientras que los xeneizes se quedaron decimoséptimos con 36 puntos, uno arriba nomás desde el umbral del descenso.
Fue un partido muy duro para los rossoneri, porque la visita lo dejó todo sobre el césped y luchó con coraje y grande orden táctico, defendiéndose a menudo con 11 jugadores.
El primer tiempo, en efecto, estuvo bastante trabado y Milan, parado con una línea mediana sin fantasía, fatigó muchísimo para crear ocasiones y, así, su maniobra resultó sr muy estéril, a pesar de la grande movilidad de sus delanteros, El Shaarawy e Ibrahimovic.
A todo eso, Genoa supo crear algún peligro gracias al partidazo disputado por Palacio, quien solo ahí adelante supo mantener todo el peso del ataque de su equipo. Además, los rojo y azul protestaron con razón por una falta de mano de Nesta, quien en barrida interceptó con el brazo un remate de Kucka en el área.
En el complemento, al quinto minuto, Allegri metió dos cambios, algo increíble para él que raramente cambia un jugador antes del cuarto de hora de la segunda parte, probablemente también para dar una señal y no sólo para cambiar el guión del partido. Las movidas fueron las de ponerlos a Cassano y Boateng por Van Bommel y El Shaarawy, con el ghanés que se paró entre líneas y Emanuelson que bajó a jugar sobre la línea de volantes.
Milan, parado así, mejoró mucho, porque finalmente empezó a moverse con velocidad y encontró en los dos nuevos entrados dos piezas importantes para aumentar tanto el dinamismo cuanto la calidad del juego.
En ese marco, el equipo local aplastó a los xeneizes, que prácticamente no se vieron más en fase ofensiva, mientras que por su parte los rossoneri lograron crear algunas clarísimas ocasiones de gol, rozando el 1 a 0 en más de una situación.
Primero Ibrahimovic le partió las manos a Frey, luego Boateng tuvo una grande ocasión, pero Biondini lo anticipó en el área con una clara jugada peligrosa, que pero el referí no cobró. Más tarde Emanuelson, asistido por Ibra, pateó desde buena posición pero su disparo fue desviado y terminó apenas afuera.
Más tarde, cuando Nocerino desperdició otra grande asistencia del delantero sueco, el Diávolo pareció desmoralizarse. El problema estaba en el medio, porque si bien adelante los rossoneri jugaban muy bien, el balón llegaba arriba sólo con pelotas largas, porque los volantes fatigaban a crear juego, como demuestran todos los piques profundos de Boateng que raramente fueron premiados por el pase de alguno entre Nocerino, Muntari o Emanuelson.
De todas maneras, Milan siguió hacia adelante con la cabeza baja y al minuto 27, gracias a la subida de Abate, logró encontrar un episodio favorable, cuando Jankovic lo bajó desde atrás al marcador de punta y se mereció la segunda amarilla, dejando a sus compañeros con hombre de menos.
Los locales así reencontraron nuevo entusiasmo y en pocos minutos rozaron el gol dos veces, primero con una desviación a quemarropa de Yepes, rechazada por un milagro de Frey, y luego con un remate desde el límite de Cassano que afeitó el cruce de los palos antes de perderse por el fondo.
Tras esas dos chances Genoa se cerró aún más atrás y se defendió con rabia y fuerza y el partido se le complico realmente a Milan. Sin embargo, a cuatro minutos desde el final, Ibrahimovic alargó un centro desde la izquierda de Emanuelson y el balón le llegó a Boateng por derecha: el africano controló bien el balón y definió fuerte por abajo del arquero, decidiendo así el match.
En el resto del encuentro no pasó mucho más, porque el Diávolo congeló el trámite con una gran posesión del balón y se aseguró así los tres putos, que le permiten seguir luchándose el título.
La figura de ESPNdeportes.com: Kevin Boateng (8)
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