Con goles de Antonio Di Natale (doblete) y Maurizio Domizzi, Udinese le ganó de local a Novara por 3 a 0, de manera que cerrará la octava fecha de la Serie A (la séptima jugada) en calidad de único líder del campeonato, con 15 puntos.
Los cruzados, por su parte, se quedaron parados con sus 5 unidades y ahora se encuentran solos en el 17º escalón de la clasificación.
El match no tuvo historia: los albinegros empezaron bastante bajos y con un ritmo bajo, para esperar a sus rivales e intentar obligarlos a conceder mayores espacios. Eso le costó un riesgo, cuando Porcari pudo rematar desde buena posición rozando el cruce de los palos con su remate.
Sin embargo, esa chance fue más una casualidad, porque los locales se defendieron con grande orden y pusieron cada vez más en dificultad a su rival, hasta que Di Natale metió el 1 a 0 apenas pasada la media hora. En la ocasión se fue muy bien Armero por izquierda, logró poner el centro y "Totó" fue hábil en rematar de primera, así como afortunado en encontrar la desviación decisiva de Centurioni.
Pocos minutos más tarde Domizzi demostró ser aún más suertudo que su compañero, cuando en jugada de tiro de esquina desde la izquierda, parado sobre la línea lateral del área chica del primer palo, se tiró de palomita y conectó al balón prácticamente con un hombro, con el balón que tomó una trayectoria rarísima y se metió de globito por el segundo palo.
Di Natale abrió el complemento con un tiro libre magistral al cuarto minuto, que no le dejó chances al portero y que cerró definitivamente el trámite, entregándole el triunfo a Udinese con largo anticipo.
En efecto, Novara no tuvo la fuerza ni el coraje para reaccionar y, al revés, los locales hasta hubieran podido meter el cuarto, antes de que Handanovic tapara su primer remate para negarle por lo menos la alegría del gol del honor a Meggiorni.
Con este triunfo Udinese confirmó, como esperado, su gran momento, justificando su liderazgo y entregándole al Calcio una novedad importante, porque nunca los albinegros habían estado ahí arriba tres siete jornadas jugadas, cosa que era imposible de imaginarse sobre todo tras un verano que vio el adiós de Zapata, Inler y Sánchez.
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