En el estadio Friuli de Údine, Milan perdió por 2 a 1 ante el local, Udinese, en uno de los desafíos de la cuarta fecha del Calcio. Primero Mathias Ranégie llevó en ventaja al anfitrión, luego Stephan El Shaarawy empató el marcador y, al final, Antonio Di Natale de penal le dio cifras definitivas al marcador.
Con este resultado, el conjunto friulano suma cuatro unidades en la tabla y atrapó a Roma (un match menos), Torino, Parma y Bologna en el noveno escalón de la clasificación, mientras que el Diávolo, con tres puntos, se ubican decimocuartos junto a Chievo y Genoa (xeneizes deben aún jugar en esta fecha).
El conjunto de Allegri empezó con una buena intensidad, sin jugar particularmente bien pero corriendo más de las últimas salidas. Sin embargo, fue justo una llamarada, porque pasado el tiempo de tomarle las medidas a su rival, el equipo local salió con todo y cambió la inercia del desafío.
Vale la pena subrayar que estuvo muy bien Guidolín en este enfrentamiento, porque los albinegros se pararon con muchos nombres nuevos y con un inesperado 4-4-2, que se demostró muy útil para cerrarle las puestas a Milan y, al mismo tiempo, para poder alargar el juego en el medio y luego tirarse en vertical hacia el área adversaria.
Con el pasar de los minutos Udinese se hizo cada vez más peligroso y así, al minuto 40, llegó el gol del 1 a 0, fruto de un tremendo pato de Abbiati, quien en una jugada en estilo Zenga Mundial 1990 (Italia vs Argentina 1 a 1) salió horrible, con todo que Ranege estaba marcado, y así al delantero albinegro le alcanzó tocar el balón para empujarlo adentro del arco quedado vacío.
El tanto le cortó las piernas a la visita, que sin embrago encontró la fuerza para regresar desde los vestuarios con la mismo motivación y velocidad con la que había empezado el desafío, mérito también del ingreso de Boateng que asustó un poco a la defensa local.
Así, al minuto nueve una buena interdicción en el medio de Emanuelson y un apoye inteligente de Pazzini le permitieron a El Shaarawy de rematar desde unos metros afuera de la media luna, para clavarla de derecha con grande potencia a lado del palo a su izquierda.
El tanto parecía abrir nuevamente el match y poner en carrera a Milan, en cambio otra vez más el Diávolo mermó y así Udinese, con el control de la zona mediana de la cancha, pudo salir nuevamente al ataque. Su presión y sus maniobras ofensivas pusieron en dificultad a los muchachos de Allegri y ese sufrimiento determinó los dos episodios que decidieron el encuentro.
Primero, al minuto 19, Zapata (uno de los rossoneri mejores) tuvo que salir para anticipar afuera del área y se llevó una amarilla, por una entrada algo dura. Cuatro minutos más tarde, después de que Abbiati había tapado bárbaro un cabezazo de Di Natale, la defensa visitante fue incapaz de despejar el balón desde el área y Zapata terminó por cometer una falta de penal, llevándose la segunda amarilla.
Di Natale no falló y metió el 2 a 1. De contra, falló el referí más tarde, cuando le mostró al segunda amarilla también a Boateng por una falta normal de juego, que no merecía la sanción de la amonestación. Con nueve jugadores, obviamente, el Diávolo no tuvo más chances de ganar el partido, si bien en realidad no es que hubiese demostrado tenerlas antes de la segunda expulsión.
Así el partido no cambió resultado y Udinese pudo vencer finalmente, para recomenzar a sumar y a treparse en la tabla, mientras que Milan cosechó su tercera derrota en cuatro partidos y, con un partido como éste, terminado con nueve hombres y sin ideas ni aliento, parece realmente haber declarado la quiebra definitiva de un grupo que debe recomenzar todo desde el principio.
La figura de ESPNdeportes.com: Mathias Ranégie (8)
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