En el último partido de la fecha 11 del campeonato italiano de fútbol, disputado en el estadio Olímpico de esta capital, Roma goleó a Palermo por 4 a 1. Francesco Totti, Daniel Osvaldo, Erik Lamela, Mattia Destro y Josip Ilicic, en orden cronológico, fueron los anotadores.
Con este resultado, Roma suma 17 puntos y se ubica en la sexta plaza del torneo, mientras que Palermo, con sus 8 unidades, comparte con Bologna la anteúltima plaza de la tabla, es decir el umbral del descenso.
El resultado fue correcto, hasta en su dimensión: Roma, en su mejor tarea desde cuando Zdenek Zeman es su entrenador, dominó a sus anchas y pudo inclusive haber anotado más goles, mientras que Palermo, de muy pobre producción, apenas pudo descontar en los minutos finales, cuando Destro había sido expulsado de manera absurda.
El local fue más desde un comienzo y tardó apenas once minutos para ponerse en ventaja: Lamela, la gran figura del partido, recuperó muy cerca del área rival y abrió hacia la derecha para Piris. El paraguayo, ya en el área, metió el centro que Totti cabeceó. El aquero Ujkani, con un reflejo bárbaro, envió la pelota al poste derecho, pero el rebote cayó sobre la cabeza del mismo Totti, quien no tuvo problemas para empujarla adentro.
La defensa en tres de Palermo ofrecía muchos espacios para las percusiones de los delanteros rivales. Por ejemplo, Osvaldo se fue mano a mano y fue parado en el borde del área con falta por García, pero el referí no cobró nada. Poco después, Piris metió el pelotazo largo para otra corrida de Osvaldo, quien se aprovechó del choque entre Muñóz y Ujkani (el arquero perdió el balón) para empujarla adentro.
¿Palermo? Nada de nada. Miccoli, muy aislado arriba, apenas si pudo crear peligro en un tiro de esquina, que ejecutó muy cerrado, buscando el gol "olímpico" (justo en la cancha que se llama así) y encontrando la atenta respuesta del joven arquero uruguayo Goicoechea. En cambio, Roma tuvo varias chances para aumentar el marcador.
En la segunda etapa, el guión del partido no cambió y Roma siguio creando chances claras de gol, que desperdició por exceso de confianza. Cuando uno se esperaba el inevitable castigo, finalmente llegó el tercero: Tachtsidis corrió por izquierda y metió el centro rasante que Lamela, por el segundo palo, empujó al gol.
Zeman decidió darle un poco de descanso a Totti y lo puso a Destro en su lugar. Con resultados positivos pero también negativos. En efecto, el joven delantero fue amonestado en la primer falta cometida, de manera sin dudas excesiva. Luego, cuando Lamela le puso el pase profundo y él, luego de gambetear al arquero, pudo anotar su primer gol giallorosso, su reacción instintiva fue la de sacarse la camiseta, gesto que sin embargo no alcanzó a completar.
Pero los árbitros, especialmente los mediocres como este señor De Marco, quien evidentemente se hizo referí porque odia al juego llamado fútbol en lugar de amarlo, no saben de medias medidas, sentido común y de respeto hacia el protagonista. Así, apareció la segunda amarilla y la expulsión, apenas 7 minutos luego de su ingreso, realmente una vergüenza.
En los últimos minutos, aprovechando la superioridad numérica, Palermo descontó con un gran remate de Ilicic, en una jugada que, de cualquier manera, estaba viciada por una clara falta de Miccoli contra Burdisso, quien por encima recibió una amarillas por protestas. Por suerte, en este caso un arbitraje tan pobre no tuvo influencias sobre el resultado.
La figura de ESPNdeportes.com: Erik Lamela (8)
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