Resulta evidente que, en este momento, se le perdió el respeto a Inter. Así, Novara le jugó y hasta le ganó el partido a los nerazzurri, con un 3 a 1 que lleva las firmas de Riccardo Meggiorini, Marco Rigoni (doblete, con uno de penal) y Esteban Cambiasso, quien había anotado el momentáneo 1 a 2.
De esta manera, los cruzados ahora suman 4 unidades y, por el momento, atraparon a Genoa y Catania en la quinta posición de la tabla, mientras que el conjunto de Gasperini, por su parte, con un sólo punto se ubica en el largo grupo de los doceavos.
El resultado fue sin dudas merecido, porque los locales, increíble a decirse, fueron mucho más. Efectivamente, los muchachos de Tesser supieron poner en serias dificultades a los nerazzurri, con una presión alta en las zonas más críticas de Inter y con algunos esquemas ofensivos muy útiles.
Se entendió enseguida que la visita se encontraba incómoda y en dificultad, cuando en los primeros minutos Chivu le regaló un balón a Meggiorini en el área chica y Julio César tuvo que poner la cara en todos los sentidos, puesto que tapó el remate a quemarropa de su rival con su rostro.
Novara jugó muy bien, pero se mostró un poco estéril a la hora de definir la maniobra en fase ofensiva. Alguna ocasión llegó, pero también en ese sentido el ataque estuvo poco efectivo, desperdiciando cada chance de gol construida.
A todo eso, Inter se vio de vez en cuando, pero sus jugadas fueron muy casuales y confundidas, sin una idea de juego de base y sin una maniobra fluida y funcional. Las dificultades de la defensa a tres fueron evidentes, pero no fueron inferiores de las que demostró la línea de cuatro en el medio o el ataque, evidentemente demasiado aislado.
El match parecía irse al entretiempo sin que se abriera el marcador, pero al minuto 38 finalmente los locales encontraron la manera de anotar con una buena jugada: Meggiorini la buscó sobre el lateral izquierdo, cerca de la media cancha, y se lo llevó afuera a Lucio. El balón se fue para el medio, regresó atrás con un apoye y de nuevo hacia la izquierda, en donde Porcari recibió muy alto, esperó la llegada de Meggiorini y se la tocó en el medio del área.
El delantero, quien había aprovechado del agujero dejado por Lucio (que él mismo había llevado afuera), se metió bien por izquierda y desde ahí sacudió un zurdazo cruzado que no le dejó chances al portero rival.
En el complemento Gasperini cambió, otra vez más, pasando a una defensa a 4 con Nagatomo, Ranocchia, Lucio y Chivu, con Sneijder, Cambiasso Obi y Zanetti en el medio y Milito adelante, con el recién entrado Pazzini (salió Forlán).
La movida no cambió mucho y, al revés, pareció confundirse nuevamente: en efecto, el problema de este equipo es que cada vez se dispuso con orden, según las indicaciones de su entrenador, pero nunca transmitió la sensación de "sentir" los sistemas aplicados.
Novara siguió cuidándose y continuó desperdiciando todas las buenas chances creadas, mientras que los nerazzurri siguieron jugando mal, si bien Pazzini tuvo la pelota para el 1 a 1, pero de manera clamorosa falló un fácil remate prácticamente desde el punto del penal, apenas por derecha.
El match parecía destinado al 1 a 0, pero faltando unos cinco minutos más descuento al final, Morimoto se escapó hacia Julio Cesar y fue bajado por Ranocchia, ganándose un penal y procurando la expulsión del defensor visitante (quien, hay que admitirlo, se había lesionado pero no pudo salir porque ya no quedaban más cambios).
Rigoni transformó el penal en el 2 a 0, que festejó como si ya hubiese ganado el encuentro. En cambio, docientos segundos más tarde, Cambiasso aprovechó de una terrible carambola en área rival y metió el descuento, que le dio esperanzas a su equipo y que le puso el "mudo" a los hinchas locales.
Hinchas que regresaron a cantar un minuto más tarde, cuando Morimoto inventó una gran jugada por derecha y la tocó para Gemiti, éste remató bajo al arco, Julio César no retuvo y Rigoni metió el fácil tap-in que cerró definitivamente el match.
Saliendo del estadio, el presidente de Inter Moratti declaró que se tomará la noche para decidir el futuro de Gasperini, pero admitió que no tuvo la impresión que el entrenador tuviese en sus manos al equipo. El mismo técnico le dio razón, con un tono totalmente desilusionado.
En suma, con toda probabilidad Inter se presentará al desafío casero ante Bologna con otro entrenador. Todo está en entender quien puede tomar las riendas de este carro y conducirlo nuevamente hacia lo alto de la tabla, pero el nombre más probable es el de Ranieri: un técnico de experienci que siempre se demostró muy hábil en reconstruir los botes que se van a pique.
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