A Carlos Tévez (Buenos Aires, 31 años) se le ve muy feliz. Ha encontrado su sitio en la Juve después de dejar Argentina por Brasil e Inglaterra. En la Premier, precisamente, asegura que le dieron ganas de abandonar el fútbol. Cuando habla de Maradona se refiere a él como el Diego. Repasa toda su trayectoria desde la infancia. Se siente líder y emana energías positivas.
¿A qué jugaba de niño?
— Jugaba mucho a las canicas con mis amigos.
— ¿Las guarda todavía?
— No, yo no, pero uno de mis hermanos sí las guardó para regalárselas a su hijo.
— ¿Coleccionaba cromos?
— No, era muy pobre para coleccionar cromos, nos daba justo para las canicas.
— ¿Tenía fotos de jugadores?
— No tuve una infancia de ésas de guardar fotos…
— ¿Había algún futbolista al que quería parecerse?
— Sí, como buen argentino quería ser El Diego (Maradona), pero eso era como querer parecerse a Dios y era imposible, por eso también me quería parecer a Batistuta, era más de tener los pies sobre la tierra.
— ¿Ha visto recientemente a Gabriel Batistuta?
— Sí. Tiene problemas en un tobillo, está muy castigado, le cuesta mucho andar, no puede hacer dos cuadras. Tiene también un problema en la rodilla, por las infiltraciones, en aquellos años te hacían más daño.
— Se ha tatuado la espalda de arriba abajo. ¿Qué dibujo lleva?
— La resurrección de los muertos. Cuando fui al Vaticano a visitar al papa Francisco lo primero que vi nada más entrar a la Capilla Sixtina fue un fresco en el techo de la resurrección de los muertos. Me impactó mucho. En la tienda de souvenirs me compré un libro del Vaticano y cuando lo abrí lo primero que apareció fue otra vez la imagen ésa. Y dije: 'Me la tatúo en mi espalda'.
— ¿Cuánto tardaron?
— Un año, porque eso va por sesiones. Y duele mucho, mucho.
— ¿Impacta el Vaticano?
— He ido muchas veces. Pero esta vez fue especial porque fui a conocer al papa Francisco.
— ¿Qué tipo es?
— Dejas de sentirte nervioso a las dos palabras de lo sencillo y cercano que es.
— ¿Si mira atrás qué ve?
— Yo siempre miro para adelante. Lo de atrás me ha costado mucho y me da más fuerzas para seguir adelante pero mirar para atrás cuando has ganado tantas cosas no te hace bien. Hay que mirar al objetivo próximo.
— ¿Cuál es el suyo?
— Ganar la Liga con la Juventus y tratar de llevarla lo más lejos posible en la Champions.
— ¿Cuando era pequeño a qué le tenía miedo?
— A estar preso. Vivía en un barrio donde la delincuencia y la droga eran cotidianas, siempre le tuve mucho respeto a la Policía.
— Sin embargo, he leído en una entrevista que su infancia fue inolvidable y que le gustaría vivirla de nuevo.
— Sí, no la cambio por nada en el mundo. Me sirvió para ser una persona derecha y saber cuáles son los valores de la vida. La volvería a vivir y siempre volvería a mi barrio.
— ¿Qué le enseñó la calle?
— Los códigos de la calle. Me enseñó a ser hombre, siempre digo que la escuela me pudo haber enseñado poco, pero la calle mucho.
— ¿Dónde es más difícil ser delantero: Argentina, Brasil, Inglaterra o Italia?
— (No tarda ni medio segundo en contestar). Italia. Acá son muy tácticos, juegan con defensas muy cerradas, con cinco atrás. En Inglaterra es muy difícil que veas una defensa de cinco, en España también. Aquí es lo normal. Es complicado hacer goles.
— Y sin embargo los hace. ¿Cómo supera a esas defensas?
— Estar bien físicamente y de la cabeza te hace más fuerte que los defensores y eso te lleva a marcar.
— Se le ve muy cómodo en la Juve. ¿Ha encontrado por fin su sitio?
— Sí, es mi segunda casa. Siempre me han tratado bien, desde el presidente al que está más abajo me han dado todo para que me sienta feliz en la cancha. Y yo trato de devolverles todo ese cariño con mi trabajo en el campo. Estoy disfrutando muchísimo, estoy en otra época de mi vida, me siento bien y sé qué movimientos debo hacer en el campo.
— Lleva una camiseta (con el número 10 de Del Piero) que pesa mucho...
— Sí, pero nunca me ha pesado porque siempre me he sentido como en casa aquí y para mí es muy importante eso.
— ¿En Inglaterra no?
— Con el United, poco, porque había muchas figuras. Con el City, sí. Fue el sitio en el que me equivoqué y lo pagué (se negó a entrar durante un City-Bayern de Champions y Roberto Mancini, el técnico de entonces, le apartó del equipo).
— ¿Se planteó dejar el fútbol?
— Sí, cuando me peleé con Mancini.
— ¿Él le aparta y ya? ¿Nunca llegó a aclararlo ni hablarlo con él?
— No, me dijo 'no juegas más por el City' y ahí se acabó.
— ¿Cómo llevó el día a día en esos seis meses en que estuvo apartado?
— Mal, estuve todo el tiempo con carta documento del club, no fue fácil.
— ¿Iba a entrenar?
— No, me fui de allí.
— ¿Siente que ha madurado mucho en Italia?
— Sí. Cuando uno se golpea mucho tiene que madurar… si sigues por el mismo camino no es lo correcto.
— ¿Hay algo que haya aprendido en el calcio y que no aprendió en ningún otro sitio?
— Sí, a ser más profesional y más goleador.
— Con Allegri parece que tiene más libertad de movimiento que con Conte.
— Sí, es así, a Conte le gustaba mucho jugar con los dos puntas muy pegados, no quería que se separaran tanto. Allegri en cambio te pide que tengas una posición fija pero solo cuando defiendes. Su idea es que cuando ataque, uno tiene que estar cómodo para jugar como más le gusta.
— ¿En qué era más exigente Conte?
— Es un ganador. No puedes relajarte un segundo con él, ni en los entrenamientos ni en los partidos. Es ganar o ganar, para él no existe otra cosa. Allegri es más relajado, es de disfrutar un poco más, sobre todo cuando se gana. Conte llegaba después de una victoria y ya pensaba en mañana.
— ¿En qué cree que ha mejorado respecto a cuando tenía 23 años?
— Futbolísticamente soy otro tipo de jugador, antes robaba la pelota y jugaba más al potrero (en Argentina se llama así al espacio de tierra utilizado como cancha), hoy juego más al fútbol y son dos cosas diferentes. He crecido mucho, sin perder del todo el potrero… A veces todavía me salta. ¿Viste el gol que hice con el Parma? Ése era de potrero.
— La Juve se pasea en el campeonato y siempre sufre en Europa. ¿Un campeonato tan poco competitivo le pasa factura en Champions?
— No, hemos llegado a empatar con el antepenúltimo. El campeonato italiano es duro, no es fácil para nosotros ganar los partidos. Son tan trabados que llegas agotado a la Champions.
— ¿Mentalmente?
— También físicamente porque los equipos se cierran mucho y es difícil hacerles gol. Eso físicamente te va agotando y se nos hace difícil luego en Champions jugar de igual a igual.
— El año pasado quedaron eliminados en la fase de grupos, el anterior en octavos. ¿Qué le hace pensar que este año será diferente?
— Llegamos diferente, mentalmente y físicamente nos hemos preparado de otra forma. El equipo hoy está preparado para pelear con cualquiera.
— ¿A qué le ha costado adaptarse en Italia?
— A los entrenamientos, son muy diferentes de lo que es Inglaterra, Brasil y Argentina. Aquí son muy profesionales, viven por y para el fútbol. En Inglaterra a las 12 yo ya estaba en mi casa.
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