sábado, 7 de mayo de 2011

Milan igualó con Roma y consiguió su 18º título

Milan empató en Roma por 0 a 0 y, gracias a ese punto cosechado, se coronó campeón de Italia por la decimoctava vez en su historia.

En efecto, ahora los rossoneri suman 78 unidades y, por mérito de la mejor diferencia en los enfrentamientos directos contra Inter, que suma 69, son matemáticamente los ganadores del campeonato. La Loba, por su parte, atrapó momentáneamente a Lazio en la cuarta plaza, que ambos comparten con 60 puntos.

Fue un coronamiento algo injusto, puesto que, tras un gran campeonato, Milan logró alcanzar oficialmente el Scudetto en un partido bastante feo, muy trabado y reñido, en el que la figura fue Abbiati, quien salvó el resultado con un par de atajadas fundamentales.

En efecto, sobre todo en el primer tiempo, los locales estuvieron muy ordenados en la cancha, lograron mostrar buenas llamaradas de juego y, sobre todo, se defendieron con grande atención, sin arriesgar prácticamente nada.

Roma primero avisó con un gran remate desde la distancia de Taddei y, poco después, rozó el 1 a 0 con una gran jugada: Cassetti lo gambeteó a Zambrotta con un caño divino y con un toque fino dibujó una gran asistencia para Vucinic, quien se vio negar la alegría del gol por una gran salida "en extremis" de Abbiati.

Luego fue Nesta el que cerró justo a tiempo, para desviar al córner con una barrida extraordinaria un balón bajo que lo hubiera encontrado sólo por el segundo palo al montenegrino.

Milan logró ordenarse un poco y se defendió mejor, pero los locales siguieron atacando mucho y tuvieron otro par de chances interesantes. Las más claras fueron neutralizadas nuevamente por Abbiati, quien primero tapó con otro milagro un remate de Vucinic (pero el juego había ya sido parado por una falta bastante dudosa) y, después, lo anticipó a Simplicio con una gran salida.

En el complemento el guión cambió bastante, puesto que el Diávolo bajó para jugar con más ritmo y retomar enseguida el control del juego. El cambio, debido también al ingreso de Ambrosini por Gattuso, se notó enseguida: al primer minuto Robinho inventó una gran jugada y estampó el balón sobre el poste a la izquierda de Doni y, pocos segundos más tarde, el mismo Ambrosini tuvo una buena chance con una volea de derecha.

El match se puso emocionante, ambas defensas debieron esforzarse para cerrar los ataques de sus rivales y, en fin de cuentas, los arcos quedaron inviolados también por la mala puntería de los delanteros, como cuando Boateng lo superó a Doni con un toque por arriba de la salida del portero, pero el balón salió acariciando el poste a su derecha.

Los equipos siguieron cosechando buenas chances, especialmente la visita, hasta mediados de etapa, pero luego el desafío se fue apagando paulatinamente, un poco porque Roma se fue cansando, otro poco porque los rossoneri se fueron conformando con un empate que, en fin de cuentas, valía cuanto un triunfo.

Sin embargo, sobre el final un par de balones perdidos por Van Bommel y algunas jugadas de pelota parada pusieron a riesgo la retaguardia de Allegri, pero entre Thiago Silva y Abbiati lograron resolver cada situación.

Decíamos de un coronamiento algo injusto, porque no se vio el espectáculo que el Diávolo supo ofrecer a lo largo de esta campaña. De todas maneras, quedan dos partidos antes del final del campeonato, en los que Milan podrá dedicarse a encantar y festejar como se debe este 18º Scudetto.

Roma, por su parte, desilusionó bastante, porque un punto no le hace mucha diferencia puesto que, de todas maneras, no logrará sacar ninguna ventaja del enfrentamiento directo entre Udinese y Lazio. En ese sentido, nos esperábamos una actitud más ofensiva y agresiva de su parte.



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