El Juventus de Turín vio ayer cómo la iniciativa con la que pretendía borrar la mala imagen de su afición terminó saliéndole cara, pues fue sancionado con una multa de 6.500 dólares por los cánticos de algunos niños que ocupaban un sector de su estadio, cerrado a los ultras como medida de castigo.
El juez deportivo Gianpaolo Tosel dispuso ayer, según se lee en su dictamen, la multa al equipo turinés, líder de la Primera División de la Liga italiana, por un “cántico injurioso” que sus “jovencísimos” aficionados le profirieron “repetidamente” a un jugador del equipo contrario.
Se trata del serbio Zeljko Brkic, portero del Udinese, el equipo contra el que el Juventus jugó el domingo, en un partido que ganó por 1-0 y que además había sido adelantado dos horas para que 12.000 niños pudieran ocupar ese sector de las gradas, cerrado al público como sanción por cánticos racistas proferidos por los aficionados radicales del equipo.
Los pequeños fueron a más cuando, en momentos en los que el portero serbio tocaba el balón gritaban “Ooooooh... mierda”, inspirad
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